Lo primero que descubre la protagonista de esta historia es la lectura. Luego empieza a descubrir su cuerpo, lo que puede hacer con él y cómo lo habita. Luego entiende que su cabeza le juega malas pasadas y que hay algo que está fracturado entre ella y el mundo.
Pastillas y cheesecake de limón cuenta de manera cruda cómo es para una mujer liberada y sexualmente curiosa crecer en una ciudad conservadora con la consciencia de que ese no es su lugar. También cuenta cómo se entiende a sí misma a partir de las relaciones turbulentas con su madre y su padre, con un Dios presente pero incomprensible, con el vacío que la invade y con la muerte, siempre presente, siempre pulsante.
Este relato de autoficción es un experimento narrativo de una voz femenina que busca entender su lugar en el mundo a partir de la escritura.