El malestar del Chile contemporáneo tiene rasgos peculiares, distintos a los de otros momentos de la historia. Y el riesgo de estos días es intentar apagarlo sin tener una conciencia clara de aquello que lo origina.
¿Qué ocurrió en octubre? ¿Es un rechazo a la modernización o un síntoma inevitable de la misma? ¿Qué asuntos deberá considerar el debate constitucional?
Carlos Peña continúa en este libro el análisis que comenzó en Lo que el dinero sí puede comprar. Si en ese texto examinó la ambivalencia de la modernidad capitalista, sosteniendo que ella era una dialéctica de progreso y desilusión, ahora se detiene en las causas que explican el malestar y la violenta protesta que se manifestó en Chile a partir del viernes 18 de octubre. El principal problema público, dice, es que no existe una conciencia clara del mal que aquejaría a la sociedad chilena. Contribuir a identificarlo —evitando la moralización que abunda en la opinión pública— es el objetivo de este ensayo.
Las tensiones entre un mundo cada vez más racionalizado y el anhelo de editar la propia vida; las luchas culturales entre las generaciones; el bienestar que incrementa la vivencia de la desigualdad; la disolución de los vínculos que produce el dinamismo del mercado y los procesos de individuación son algunos de los factores, explica el autor, que inciden en esta crisis. Sobre la base de ese diagnóstico analiza algunos de los importantes problemas que la sociedad deberá enfrentar.