Muchos aspectos del singular caso de Demetrio Chávez Peñaherrera, más conocido como Vaticano, sorprenden por su vigencia y llaman a la reflexión.
Tras ser capturado en 1994 y recluido en la Base Naval del Callao, resultó extrañamente condenado por traición a la patria, una pena reservada para el delito de terrorismo. Se había dedicado, sin embargo, al narcotráfico. Luego, en una audiencia judicial en 1996, señaló al entonces asesor presidencial Vladimiro Montesinos, el hombre fuerte del régimen de Alberto Fujimori, como el eficiente protector de sus actividades ilegales, a cambio de un pago mensual de 50 mil dólares. Días después, trastornado, Vaticano se retractó, al tiempo que en el Congreso se orquestaba el blindaje en favor de Montesinos. En esta investigación extraordinaria de Hugo Coya, aparecida por primera vez en 2011 y realizada cuando aún se hallaba en el penal Miguel Castro Castro, Vaticano reafirmó su acusación inicial.
Pero el autor va más allá de los asuntos políticos y penales para ofrecer, a partir también del testimonio de más de setenta personas, el perfil controversial y conmovedor de un hombre común entrampado entre el deseo de dejar atrás la pobreza y la posibilidad de amasar una enorme fortuna ilícita.
A través del caso de Vaticano, Hugo Coya expone, además, los insólitos procedimientos del tráfico de drogas; las flaquezas y frivolidades de la sociedad limeña; y la realidad de ese territorio exuberante y fértil pero a menudo abandonado que es el Alto Huallaga, donde hombres y mujeres aún esperan respuestas eficientes del Estado. Un libro y una historia que el Perú debe conservar en la memoria.