A Enrique Guerra se le aparece el fantasma de Emilio Tuero para hacerle ver que la vida no espera ni da segundas oportunidades, que nada nos impide lanzarnos a grandes aventuras y que amamos muchas películas porque el cine es la vida misma. Y Enrique se lanza a la vida, para empezar, enamorándose como demonio, aunque ello le cueste caro.
De Sealtiel Alatriste, ganador del Premio Internacional Planeta-Joaquín Mortiz.
Todos los espectadores son bienvenidos a esta función, donde un túnel del tiempo los llevará a la zona media del siglo XX, cuando la inocencia era una virtud y todos los sueños eran posibles.
A Enrique Guerra se le aparece el espíritu de Emilio Tuero para confirmarle que la vida no espera y no da segundas oportunidades, y que nada nos impide lanzarnos a inconcebibles aventuras... como de película. Tan claro es el mensaje, que empiezan a resultarle insoportables su redituable empleo, la dulce monotonía cotidiana, la soledad conyugal, y arroja todo por la borda, se entrega a su pasión por el cine, y se enamora como adolescente.
Esta novela narra una educación sentimental cuyos modelos son héroes de celuloide: inolvidables actores y actrices de la época dorada del cine mexicano. Y, como en una de esas películas, aquí encuentran cabida el drama, la épica persona y, en abundante proporción, la risa.