«Se puede liquidar a un padre con nocturnidad y alevosía, pero si buscaban que hiciera el sano ejercicio de matarte una vez muerto, se equivocaban. No voy a ajusticiarte. Existen tantos francotiradores dispuestos a dispararte apostados al otro lado del río Aqueronte, que yo prefiero hacer de barquero y alejarte de la impaciencia de los ocultos».