Si hay un elemento que me representa a la perfección es el agua. Fluye de forma continua, sin hacerse preguntas. Solo se deja ir. Mansa o embravecida. Aprovecha los resquicios de las rocas, cambia su forma, se amolda a un cauce estrecho o discurre libre en la inmensidad del océano. Forma olas y tsunamis o canta alegre en una fuente. Es el sonido primario que me acompaña, el único al que he prestado atención, mi guía por el mundo: rumor de agua.