Señorita Vodka, teibolera casi por elección, seduce en bares de Los Ángeles y prostíbulos de la Ciudad de México. Estas dos ciudades, reflejo una de otra, son testigos de sus andanzas y de sus encuentros con cinco hombres. A través de cartas y evocaciones, ya melancólicas ya indiferentes, esta historia se tiende sobre las relaciones humanas y las expone con una insolente cercanía.