Una trama de pérdidas y renuncias, de supervivencia en medio de la barbarie, y del refugio inesperado que puede proporcionar el arte.
Rubén es un joven pintor ilusionado porque en 1936 logra su primera exposición en Madrid y, además, vender de inmediato su mejor cuadro. Pero no se espera la afrenta del comprador, un tal Jerónimo de las Hoces, que acaba quemando la obra en su presencia. El estallido de la guerra lo precipita todo. Destinado al Servicio de Propaganda, Rubén conoce a Marta Medina, una violista que estudia en el conservatorio, y a su compañero Marcelo. Junto con otros milicianos, los tres acabarán destinados al frente de Extremadura, a Breda, una población importante y de valor estratégico, porque podría detener el avance de los militaresgolpistas, que pretenden unir la zona sur de la Península con la bolsa del norte. Pero en Breda también reside un extraño terrateniente aficionado al arte que, enfermo de melancolía, ha construido un túmulo misterioso, un monumental mausoleo en memoria de su esposa fallecida.Entretanto, las historias de algunos de los habitantes de Breda, de sus humillaciones y traiciones, se entrecruzan con las vidas de los militares que llegan de Madrid, y con el destino de los falangistas joseantonianos dispuestos a hacer méritos.