El agreste y vacío interior de Sicilia es una tierra hermosa y dura, un paisaje atemporal de cumbres silenciosas abrasadas por el sol, aldeas de piedra gris y valles olvidados. Las tradiciones perduran y la vida transcurre a un pausado ritmo rural. Es una zona dada a los placeres simples: largos almuerzos con platos sencillos, itinerarios a través de poblaciones cimeras, contemplación tranquila de paisajes ondulantes... También es una región de sorprendente diversidad natural; se conduce a través de colinas que hacen pensar en la Toscana y al minuto siguiente, a través de bosques de eucaliptos que recuerdan Australia.
• Admirar la maestría de los artistas antiguos en Villa Romana del Casale, una decadente villa que alberga los mosaicos romanos más extraordinarios que se conservan.
• Maravillarse ante las escaleras más espectaculares del Sicilia en Caltagirone y después admirar la cerámica de la ciudad, famosa en toda la región.
• Sentarse en los mismos peldaños donde los antiguos griegos debatían, conspiraban y cotilleaban en Morgantina.
Incluye: Enna, Al norte del Enna, Calascibetta, Nicosia, Al sur del Enna, Piazza Armerina, Villa Romana del Casale, Caltagirone, Caltanissetta.