Corre el 24 de mayo de 1896 y el poeta José Asunción Silva parece un fantasma. Pálido e insomne, prende un cigarrillo tras otro mientras deambula las calles de una Bogotá donde no deja de llover. Lo agobian otros espectros: las deudas que heredó de su padre, el recuerdo de su querida hermana Elvira, el naufragio del vapor L'Amerique, que se llevó al fondo del mar el grueso de su obra literaria. Al cúmulo de infortunios se le suma otro, letal e irrevocable: la certeza de que alguien lo quiere asesinar.
A partir de una minuciosa investigación de archivo, pero también de las libertades que permite la ficción, el escritor Daniel Ángel reconstruye el último día con vida del gran poeta bogotano. Así, en esta novela que se lee como el retrato psicológico de un hombre al borde del abismo, Ángel reabre desde la literatura un debate tan viejo como sonado en los anales de la poesía colombiana: ¿Silva se suicidó o lo mataron?