Esta novela es el intento más sostenido de Osvaldo Lamborghini por
escribir un relato obediente a leyes narrativas convencionales. Por
supuesto que esta obediencia proporciona claves y aventuras distintas de
las que cualquier lector imagina: avances, retrocesos, incisos,
digresiones.
Por empezar, La Comarca, el territorio de los tadeys, abarca una
superficie que excede el tamaño de China. Además, las criaturas
involucradas en esta narración son frágiles, conmovedoras, víctimas
absolutas que sólo la maestría de Lamborghini puede considerar aptas
para esta saga de soslayo. La ironía rabiosa de «Tadeys» multiplica las
circunstancias risibles, pero atestigua el doloroso proceso biológico de
la especie descrita. En muchas de las escenas, de los episodios -los
alardes de hacer historia (y hasta genealogía), los raros escenarios que
la imaginación lamborghiniana habilita, como los «barcos de amujerar»,
se deja oír el peso de una historia reciente que se oculta en la hondura
de un pasado inescrutable.
El autor parece decidido a exagerar su desprecio por las medidas
preventivas de la alegoría. Escrita en Barcelona en la segunda mitad de
1983, es una narración desopilante que reúne como un rebaño de fábulas
muchas de las fantasías tenebrosas de las últimas décadas del siglo
veinte.