Dalia Gutmann nos tiene acostumbrados a hacernos reír, y no es que haya renunciado a ello. Lo vuelve a hacer en Tengo algo para decir, pero a la manera que lo hizo en Entregada al ridículo. Se anima sin vergüenza al relato biográfico, confesional, reflexivo.
Dalia se anima sin vergüenza al relato biográfico, confesional, reflexivo, y muestra el revés de la calza, el agujerito de la remera con la que duerme, los mocos y las lágrimas. La pareja, la familia, la maternidad, el miedo a morir, las pérdidas, las ganas, la vocación: todo pasa por su tamiz. Con el estilo directo libre que le es propio. Es una mujer en sus 40, adulta y madura, que repasa su vida y cuenta por primera vez -sin perder el humor y la ironía que ya son su marca personal- miedos y dolores que no le conocíamos. Franca y revoltosa, fiel a sí misma. Dalia.