Raúl Castro dialoga en estas páginas con su álter ego Tintabrava, y de esa charla surge un relato hermoso y poético que repasa las alternativas de una vida luminosa.
La historia de Tintabrava es también la nuestra. Es el Uruguay de los 60, el fútbol, los Beatles, el barrio y la murga. Es la militancia estudiantil y los veranos en Solymar. Es el territorio inolvidable de la niñez, los grandes amigos y los primeros amores. Es el trabajo en la fábrica, la cara pintada arriba de un tablado y el vagabundeo por el mundo con una guitarra a cuestas. Es la emoción que surge en cada paso del camino, donde victorias y fracasos se encuentran para enseñarnos la lección más importante, la que guardamos y transmitimos.
Desde la niñez de juegos en la calle hasta un presente que plantea desafíos a cada paso, el camino de Tintabrava es el de la lucha por ideales que evolucionan con el tiempo pero siguen siendo los mismos en esencia. Es también un repaso por los hechos fundamentales de nuestra historia como país, contado desde el punto de vista del prójimo y comprometido con la cultura popular.
Recorriendo estas páginas, los lectores nos sorprendemos al encontrarnos con personajes entrañables y situaciones memorables, en un territorio donde la imaginación y la realidad se funden para dar paso a la emoción. Esa misma emoción que transmite Tintabrava, "el hombre que quería hacer cantar al mundo", en sus versos.