Ah, Tito, ese niño tonto. Hay que ver las bromas que soporta: uno le dice que lleva la mochila abierta y en vez de cerrarla, confía en que alguien más lo haga. ¿El resultado? Su mochila llena de sapos. Uno le dice que en el baño hay una criatura dispuesta a pegarle un mordisco y él, tan tonto, lo cree. Lo mejor es que ni siquiera acusa a nadie con los adultos. ¡Es tan tonto! Hasta ha invitado a su bully a casa a hacer tarea. Sus padres lo tratan muy raro: siempre interviene en las conversaciones y sus padres lo escuchan. No parece nada tonto…