En cualquier narración, de un proceso vivencial-real, personal o universal, deben concurrir tres cualidades, inexorablemente. El mayor número y diversidad de fuentes documentales (Hecho Histórico). Cuantificación de su veracidad (Historicidad). Mensaje, lección o consecuencia derivada de ese proceso, sin duda, desde la polarización de la subjetividad (Historialidad).