1) Déjate morir, atrévete a vivir. 2) El inicio del final. 3) Todo empieza cuando termina. 4) Un durazno. El inicio de un camino de regreso a mí.
Parada frente al mar y comiendo un durazno entre sollozos, trataba de ver a través de mis lágrimas cómo las olas se iban desvaneciendo en su llegada a la Bahía Inglesa, en Vancouver. Dirigí mi vista a la semilla del durazno en mi mano, entonces le pregunté a la vida: «¿Con esta semilla termina todo para el durazno?». Esa pregunta reflejaba lo que yo estaba viviendo en esos momentos. Sentía cómo finales y pérdidas recorrían todo mi cuerpo. Entonces la vida contestó mi pregunta a través de las páginas de este libro.
Un durazno es una obra que entrelaza diversas fuentes científicas con retazos de mi vida. A través del prisma de la ciencia, comencé a ver mi cuerpo con otra mirada, a observar con otro entendimiento mis pensamientos y a experimentar mi espiritualidad desde una perspectiva renovada.
Un durazno me ha permitido reconocer que soy infinitamente más que meros finales. Incluso que estos no existen como tal, sino que son facetas del constante flujo de la vida que perpetuamente está en movimiento y se va transformando.
La semilla del durazno en mi mano, terminará de ser semilla para pasar a ser otra forma de vida. También tú y yo, somos parte del fluir de ciclos incesantes, pues el cambio y el movimiento son la esencia natural de la vida, y a ella pertenecemos. Nada termina, sólo se expresa de diferente manera.