Un hombre del que no conocemos su identidad ―sólo que se hace llamar Temiso (por Temis, diosa griega de la justicia)― decide hacer justicia allí, donde las instituciones fallan. Nada personal. Solo sancionará a quienes hayan hecho daño a la sociedad y quedado impunes por su dinero o poder, o ambas cosas.
Al mismo tiempo un brutal asesino en serie irrumpe en Buenos Aires. Mata con un pistolón de caza. Nadie ha podido verlo hasta ahora.
El gobierno decide crear una investigación paralela por el tema serial killer. Una consultora todo-terreno arma un equipo formado por un periodista con experiencia, otro más joven y un ex policía.
Los investigadores consultan a un psiquiatra –el dr. Agustín Siles- especialista en psicopatía y asesinos seriales, creador de una disciplina llamada Masacrística.
El justiciero Temiso emprende varios ataques (a un ex coronel torturador, a un empresario y a un periodista corruptos) pero falla en todos los casos. Con frecuencia se hace cuestionamientos éticos sobre la tarea que está llevando a cabo.
La intriga y la tensión irán en aumento cuando el grupo de investigación se convierta en el blanco del asesino en serie. A la vez las autoridades comienzan a advertir los extraños ataques –sin víctimas hasta el momento- de quien llaman El Terrorista Sueco (Temiso lleva pelo y barba rubios).
Con una fantástica estructura narrativa el autor juega con los puntos de vista de diferentes personajes, creando un halo de realismo que hará que el lector se adentre absolutamente en la investigación y la trama.
En un final sorpresivo y conmovedor, el justiciero Temiso, los integrantes de la comisión investigadora y el brutal asesino en serie cruzarán trágicamente sus caminos.