"Hay pocos momentos en que la sociedad uruguaya se detiene casi por completo. Cuando Uruguay disputa un partido por el Campeonato Mundial de Fútbol ocurre una de esas circunstancias. Por cierto que siempre habrá un pequeño porcentaje de personas que por más de una legítima razón no se involucre. El no participar de ese rito colectivo en nada los menoscaba. Aun ellos, en algún momento de ese día con seguridad sentirán el clamor, el pulso nervioso de un pueblo que se siente comprometido con algo especial, casi único, que nos viene desde la historia. Advertirán tristezas o alegrías compartidas, silencios profundos o ese clima de fiesta que todo parece envolverlo. Es que el fútbol para los uruguayos es su escenario épico por excelencia, con una historia de personajes con proyección de héroes, que expresa valores y que hasta puede generar lenguaje y filosofía popular. Y que puede ser todo eso sin dramatismo ni nacionalismo mal entendido.
Dice el Maestro Tabárezque hubo un tiempo en el que una continuidad se rompió y que el objetivo fundamental ha sido y es recuperarla. Y que el cómo se lo haga es tan importante como el qué. Por cierto que no son iguales la victoria y la derrota, que la fama es siempre como una espuma que se desvanece apenas la tocamos. Pero también es verdad que cada uno de nosotros atesora recuerdos, imágenes, sentimientos, emociones, con seguridad también penas y hasta fantasmas, que tienen que ver con Uruguay en los Mundiales. Para entender por qué este país es un pueblo futbolero hay que conocer muy bien esa historia y saber en qué se funda todo eso.
Este libro que fue elaborado en equipo, como corresponde, que tiene mucho trabajo pero que también se cimenta en mucha alegría compartida, que por supuesto apuesta a la esperanza pero cuyos autores han entendido aquello de que "el camino es la recompensa", tiene como objetivo central contribuir a suscitar una vez más esa magia popular que, a pesar de los pesares, continúa entre nosotros."
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