El objetivo de esta obra es analizar la relación existente entre la violencia y los trastornos mentales, que, en cualquier caso, es compleja y multidireccional. Los protagonistas de las conductas violentas no son, habitualmente, enfermos mentales, sino sujetos normales con graves déficits psicológicos y de socialización. Sin embargo, las personas con un trastorno mental severo, si se encuentran descompensadas, pueden, en determinadas circunstancias, cometer actos violentos, en muchos casos impredecibles.
La violencia ejercida por personas con un trastorno mental grave puede dirigirse hacia otras personas de su entorno o desconocidas, pero más frecuentemente se orienta contra ellas mismas en forma de conductas suicidas. Asimismo, estos pacientes, en lugar de ser protagonistas de la violencia, se convierten muchas veces en víctimas de ella porque cuentan con menos recursos psicológicos y son más vulnerables a la acción desaprensiva de los sujetos o grupos violentos, como ocurre, por ejemplo, en el caso de las personas con algún tipo de discapacidad intelectual.
Además, este manual quiere contribuir a combatir el estigma asociado a la enfermedad mental, que es padecido especialmente por los propios pacientes y sus familias. Por decirlo en otras palabras, la mayoría de las personas con un trastorno mental, sobre todo si están adecuadamente tratadas y cuentan con un apoyo familiar y social, no son violentas. No se justifica, por ello, el recelo social existente.
Este texto, acompañado de un valioso prólogo del profesor Santiago Redondo, es de gran interés para los estudiantes y profesionales de la psicología, especialmente del ámbito clínico y forense, de la criminología y de la psiquiatría, así como para los familiares de los pacientes con un trastorno mental grave y para los responsables de las políticas de salud pública. (cont.)