En lo que alguna vez fue un parque, un niño y una niña compiten por ver quién se queda con el pasamanos. Tímidos son los acercamientos del niño; seguros, los de la niña. Ambos están ahí porque es mejor que estar en sus casas. Sin embargo, es la niña quien tiene más necesidad de evasión y de atención, y quien más ha desarrollado todo su juego. El parque es Marte, el pasamanos es la nave y ella es la reina. Hasta el niño, y el lector con él, terminarán entrando en la fantasía.