A Don Arturo Jauretche: Déjeme que le cuente de las nuevas zonceras y de otras que no por viejas han perdido vigencia. Las zonceras de siempre, compañero. Comenzando por la madre… o la abuela de todas las zonceras: "Civilización y Barbarie", que en los últimos años ha encontrado nuevas formas y, naturalmente, nuevos voceros. Para denigrar, para estigmatizar, para confundir, para deshonrar, para amenazar. Después, las zonceras de Población e Inmigración, que bien podrían ser de identidad porque en mucho se refieren a nuestro ser, a cómo nos vemos los argentinos, a esta maldita costumbre de sentirnos más (o menos) de lo que en realidad somos. Acto seguido, las zonceras Políticas, que se subdividen en las de Autoridad y las Institucionales y que tienen también una madre indiscutida: "Todos los políticos son corruptos". A continuación, las Económicas, con su subzoncera estrella: la "entelequia del Campo", la nueva nomenclatura de una batalla que la Argentina no termina de librar. Ahí pasamos a las zonceras de los Medios de Comunicación, los grandes productores contemporáneos de sandeces, los perversos instaladores de conceptos, los modernos inquisidores a los que usted ya les había descubierto el juego cuando nos hablaba, en su libro, de la libertad de prensa que, en realidad era "libertad de empresa". Finalmente, un popurrí de zonceras varias, de esas que no tienen un hilo conductor o abrevan en distintas fuentes. Decires, afirmaciones, casi refranes que circulan de boca en boca y que, sin ningún rigor, sin ninguna fuente veraz, corren con el único objeto de hacer daño. El libro cierra con una "Antibibliografía", porque nos tomamos el tiempo y el laburo de seleccionar todos los libros que, en los últimos años, han avalado, desde algún lugar, las zonceras. Libros que no negamos sino que recomendamos leer porque, como usted sabe, Don Arturo, hay que tomarse un tiempo para saber qué dice el enemigo.