La ganadora del Premio Nobel de literatura, Svetlana Alexiévich, le da vida a las numerosas voces de aquellas mujeres silenciadas por la guerra.
Deberíais crecer, niñas... Estáis muy verdes aún... Es uno de los fragmentos del ensayo La guerra no tiene rostro de mujer: un corpus formado por los desgarradores testimonios de aquellas que vivieron la guerra en sus propias carnes.
Mujeres que lucharon, que resistieron, que fueron voluntarias, que fueron arrastradas; mujeres que salvaron y arrebataron vidas durante la Segunda Guerra Mundial.
«Estaba embarazada del segundo... Mi hijo tenía dos años, yo estaba encinta. Estalló la guerra. Mi marido combatía en el frente. Me fui al pueblo donde vivían mis padres e hice... Ya me entiende... Aborté... En aquella época estaba prohibido... ¿Cómo podía dar a luz? Alrededor había tanto dolor... ¡La guerra! ¿Cómo se puede dar a luz si te rodea la muerte?»