¿De dónde nace este amor? ¿Qué lo hace tan resistente al tiempo y a los golpes?
La esperada segunda parte de la emotiva historia de amor iniciada en Al filo del agua.
«Intento deshacerme de ti y no puedo. Yo cambio, mi realidad cambia, pero lo que siento por ti permanece arraigado en mi pecho, como viejas raíces que se retuercen bajo tierra».
Volvemos a mi vieja aldea; a la tierra de la arcilla amarilla, de ríos bordados en seda donde el sol irrumpe entre las colinas tan alto y fuerte que podría consumir el mundo.
Regresaré a mi hogar con el viento del oeste y un alma desconocida.
Oh, nainai, ¿serás capaz de reconocerme?
Seré la mujer de rostro amarillo y alma blanca que caerá de rodillas a tus pies, aquella que golpeará su frente contra las piedras húmedas del templo de los antepasados.
Venerable abuela:
Intento deshacerme de ti y no puedo. Yo cambio, mi realidad cambia, pero lo que me une a ti permanece.
La crítica ha dicho...
«Me he deleitado leyéndola porque cada palabra, cada frase y cada párrafo son una sinfonía de color. Sí, he dicho color porque esta historia no la he leído en blanco y negro, como otras. Ha sido tal el cúmulo de sensaciones que me ha despertado que sigo como en una nube.»
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