Un relato en el que Mark Twain pone de manifiesto sus hilarantes y poco ortodoxas opiniones sobre la religión.
«Me gusta una buena historia bien contada. Por esta razón, a veces me veo obligado a contarlas yo mismo». Con estas palabras Mark Twain, según Hemingway, el padre indiscutible de la literatura estadounidense, defendía suscuentos, hábilmente tramados, de inventiva inagotable y personajes inolvidables. El diario de Adán y Eva (1893-1905), una divertidísima y por tanto poco ortodoxa reconstrucción de la vida en el Jardín del Edén, es una excelente muestra.
Este relato forma parte de la antología Cuentos selectos.