Segunda entrega de la serie «Hermanos Inclán», iniciada con A la orilla del mar.
Todo se complica en la vida de Pelayo cuando se da cuenta que alcanzar un corazón y enamorarlo implica dejar al descubierto el de uno mismo.
Pelayo es un hombre que sabe lo que quiere, centrado, trabajador y de fuertes convicciones. Pero tiene un defecto: es un mujeriego empedernido que se rige por tres reglas inquebrantables cuando de mujeres se trata. Sin embargo, en una fiesta, descubrirá que aquella muchacha con la que ha bailado de joven ya no es la misma que él recordaba, y no dudará en usar sus habilidades para tratar de seducirla.
Miryam es enfermera en un hospital de Madrid. Tuvo una adolescencia no muy agradable que prefiere olvidar, salvo por el chico con el que intercambió unas palabras, un baile y un detalle muy galante por parte de él. Con el paso de los años, ella se convierte en una mujer segura de sí misma y con ideas muy claras, además de cuidadosa con su dieta, pues tiende a coger kilos con rapidez. El día en que festeja su cumpleaños, recibe una sorpresa inesperada: aquel joven del que se enamoró.
Ambos se reencontrarán, y mientras él irá descubriendo que las reglas se hicieron para romperlas, ella levantará las suyas propias, pues lo que quiere no es lo mismo que, cree, Pelayo busca.
Los lectores de la serie han dicho...
«Sin complicaciones ni dobleces, el amor sencillo y que engancha. De vuelta los Inclán para contarnos su historia. Ana vuelve a conseguir que pases un rato ameno, entretenido y con la sonrisa en la boca.»