J.F. Morgan

Su relación con los libros no llegó como un flechazo en la infancia como le sucede a muchos escritores. Salvo los cuentos tradicionales no ahondó en la literatura hasta cierto verano de su adolescencia. Entonces sí le alcanzó un amor a primera vista; un amor que se impuso y se fortificó a medida que devoraba una colección de novelas románticas muy antiguas, escondidas en un taquillón de la casa donde vivía en Francia. Le satisface que sus lectores se evadan a los lugares que ha creado, se enfaden o rían con los personajes considerándose parte de su trama, y se dejen envolver por el manto de la imaginación que no entiende de edades o de límites. ¿Muy típico? Opina libremente. En el año 2011 dio a conocer algunas de sus obras y se aventuró en el universo de la autopublicación con una saga de vampiros, no obstante ha establecido su nuevo alias en exclusiva para dedicarse a su gran pasión, la escritura de novelas románticas históricas, como La marquesa de Connemara, una obra que te hechizará desde la primera página y que no podrás dejar de leer. Este último apartado no sé si conviene añadirlo. Es en caso de que alguien reconozca mi foto y me relacione con la saga anterior o mi canal de Youtube, a modo de diferenciar las temáticas.