América a finales de 1700. Los viajes desde diversos puertos de España hacia el nuevo continente iniciaron por el Caribe. La Hispaniola era conocida como un paraíso terrenal indiscutible y fuente inagotable de riqueza para los comerciantes...
El Vizconde de Salinas había aprovechado el poder inherente a su nobleza para ampliar su fortuna siendo uno de los nobles españoles que abandonaron Cádiz para convertirse en hacendados en la parte este de la isla.
Su mujer y sus hijas lo convencieron de dejarlas pasar unos meses con él en el nuevo continente, abandonando la comodidad que les daba su posición. Modestia, honestidad y obediencia era todo lo que el padre esperaba de sus tres hijas mientras durara su estancia en la Nueva España. Sofía y sus hermanas, Lucía y Leonor, entusiasmadas por la vida en la isla, los nuevos amigos y la experiencia de un ambiente distinto a todo lo que conocían, solo deseaban que aquella aventura no terminara nunca.
Las jovencitas, todas menores de veintiún años, ven muy pronto sus deseos hechos realidad cuando conocen vecinos de su edad e inician una amistad de verano que pronto se convertirá en mucho más, en especial para el joven Alonso y la mayor de las hermanas, Sofía. El destino, sin embargo, terminará por develar secretos que el joven Alonso guarda sobre su verdadera identidad y romperá las esperanzas del primer y único amor de la joven Sofía.
El vizconde, consciente de que la juventud y belleza de Sofía pueden convertirse en un amuleto de la suerte para sus propios planes, si logra que la joven acceda a casarse con el Marqués de Ferrand, luchará con cualquier obstáculo que se atraviese en su camino, incluso si ello significa sacrificar la felicidad de su propia hija.
¿Podrá el amor superar todas las dificultades, aun cuando sean tan poderosas como el honor, la sociedad y el dinero? ¿Será capaz el destino de destruir el lazo que los une, o por el contrario será precisamente el que los ate para siempre?