En este nuevo caso, el comisario Montalbano se encuentra luchando simultáneamente contra los achaques de la edad, confuso y obstinado, y por otro, contra la atracción de una mujer a la que es incapaz de resistirse.
Una de las aventuras más emocionantes y divertidas de la serie.
Una serie de robos ejecutados de forma extremadamente ingeniosa y audaz se extienden de la noche a la mañana entre los habitantes más adinerados de Vigàta. En todos los casos, los ladrones logran desvalijar simultáneamente la residencia principal y la de veraneo, y en pocos días, enormes sumas en efectivo, joyas y valiosísimas obras de arte han pasado de las manos de sus dueños a las de estos expertos delincuentes, que no dejan ninguna pista tras de sí. Al menos, en apariencia...
El caso se convierte rápidamente en un desafío para Montalbano con la llegada de unas enigmáticas misivas anónimas en las que el cerebro de la organización reta a nuestro comisario a jugar una suerte de partida de ajedrez. Pero lo que de verdad complica las cosas es la aparición en escena de Angelica Cosulich, una de las víctimas de los robos. En unos días en que Montalbano sufre una aguda crisis de celos, pues sospecha que Livia le está engañando en Génova, la belleza fulgurante de Angelica Cosulich lo trastorna profundamente, porque esta joven treintañera de sonrisa luminosa es la viva imagen de la Angelica de Orlando furioso según la retrató Gustave Doré, el ideal femenino que hechizó las fantasías adolescentes del comisario.
Cuando después de una escaramuza uno de los miembros de la banda de ladrones aparece muerto, todo se precipita hacia una verdad que se revelará sórdida y dolorosa.
Con las hilarantes aportaciones de Catarella y las dosis de genial improvisación con las que Montalbano elude una y otra vez los intentos disciplinarios de sus superiores -ese hatajo de burócratas incompetentes-, La sonrisa de Angelica es una de las aventuras más emocionantes y divertidas de la serie.
Reseñas:
«La sonrisa de Angelica transporta al lector a un mundo encantado nunca visto en las entregas precedentes [...] vía libre a los cambios de humor, a los celos infundados, a la turbación y, sobre todo, a la poesía.»
Anna Petrazzuolo, Il Denaro Quotidiano
«En pocas palabras, la vida, con toda la ironía que Camilleri le añade. Pero también con toda la tragedia y el sabor de muerte que conllevan los delitos que relata. Esto es lo hermoso de sus libros: mezclan unagenerosa comprensión de los defectos humanos con una mirada árida, cruda, lúcida, fulminante.»
Patricia Rusconi, Gente
«Los lectores saben que no serán traicionados por el Simenon de Vigàta»
Tuttolibri, La Stampa
«En La sonrisa de Angelica se aprecia a un gran Camilleri.»
M. di Giangiacomo, Alto Adige