McMahou, Patty

Yo nací y no había nadie en casa. En ese momento mi madre estaba comprando y cuando regresó ¡me echó tal bronca…! Bueno, no fue realmente como el maestro Gila lo contaba, pero pasó algo parecido. Esta pobre que os escribe vino al mundo en un momento en el que su madre casi no la esperaba, ella tan tranquila y, ¡hala!, aparecí yo hace bastantes más años de los que me gusta recordar. Desgraciadamente, dicen que la edad es un grado, pero a mí los únicos grados que me gustan son los del verano y la cervecita helada que te sirven en el chiringuito. En ese orden. Nací y crecí. Me casé y procreé. También por ese orden. Y de mayorcita, antes de casarme y procrear, los dedos ya le daban a las teclas de manera incontrolada. Algo así como la escritura automática pero sin poseerme ningún espíritu. Por lo tanto, lo de poner orden y sentido a las letras, las palabras y las frases, y conseguir que se entiendan, es algo que llevo haciendo mucho tiempo (aunque me daba vergüenza admitirlo). No hablaré de qué hago, dónde vivo u otras cosas, no vaya a ser que no os guste y deseéis venir a devolverme el libro o algo peor. Pero si buscáis mi nombre en el listín telefónico, aparezco por la M de McMahou. Por lo tanto, aquí me hallo, me encuentro y creo que soy. Espero no perderme. Y que dure.