Una nueva entrega de la serie que hace las delicias de los lectores.
Llega la historia de Pamela.
Que nadie se olvide. En el Quinteto de la muerte: Te metes con una y te metes con todas.
¿Qué haces cuando todas tus amigas están casadas y en proceso de ser madres? Pues, te buscas un lindo juguetito.
Durante toda su vida, lo único que Pamela ha querido es que nadie se le acerque lo suficiente como para llegar a conocerla, excepto sus más queridas amigas. Nunca ha tenido una relación seria o comprometida. Se ha dedicado en exclusiva a trabajar y cuidar a su madre. Tampoco es que sea virgen, ni nada que se le parezca, ha tenido su cuota de diversión, pero se ha quedado solo en eso.
Aunque nadie, ni siquiera su mejor amiga Francisca la entiende, Pamela sigue la costumbre familiar de no decir nada de nada, en especial de las cosas más importantes y guardar un secreto es algo del todo imprescindible en su vida. Incluyendo el hecho de que, con sus cuatro amigas ya casadas, se siente cada día más sola.
Después de la muerte de sus padres, Octavio anhela compañía. Durante años se conformó con su grupo de amigos y su trabajo, por muy desagradable que le resulte. Una cena ocasional, alguna que otra visita al bar para beber una cerveza y reír un poco. Esa es su vida...
Hasta que un día aparece frente a él la mujer más bella que ha visto nunca, una visión sublime y ardiente: pelo rojo, labios llenos y muchas, muchas curvas.
La mosca en la sopa es que Pamela no quiere nada con él. Es decir, nada serio, porque bien que se presta para algunos juegos muy... entretenidos.