Nash, Shaul
Juraría que nací un seis de septiembre de dos mil doce en una residencia de ancianos, aunque la testaruda de mi madre, algunas fotos y un título universitario en Periodismo, se empeñan en hacerme creer que ya andaba por este mundo unos años antes, concretamente... treinta y ocho. Yo les insisto que no es lo mismo estar que Ser, pero no me entienden. Es difícil comprender una mente de apenas seis años. Aquel día vi la Luz por primera vez, sentí el Amor verdadero dentro de mí ser, y descubrí la energía de la vida corriendo por mis venas. Ese día nací en los ojos verdes de la que se ha convertido en el motivo de todo esto. Ella me dio la vida que hoy conozco y me hizo comprender entonces que todos tenemos una historia que contar y que solo hace falta un motivo y un ordenador.Madrileño de nacimiento y ciudadano del mundo por convicción, navego entre el amor, la libertad, la superación de los miedos, la fe en lo individual frente a lo colectivo y la creencia que todo el mundo es bueno por naturaleza. De tanto mentirme, odio la mentira. No creo en la mente pero confío en las almas. Me considero divertido y humilde. Tan divertido como para reírme en la puta cara del cáncer que se llevó a la persona más grande que ha compartido mi vida: mi abuela. Y tan humilde..., La ostia de humilde. Sin lugar a duda, el tío más humilde que ha pisado, pisa y pisará la faz de la tierra por siempre.Así que, si metes todo eso en una coctelera, sale esto que veis, esto que leéis. Al final, cada uno reflejamos lo que somos y yo no soy una excepción. Mi objetivo vital es muy sencillo y muy complicado a la vez. No estoy interesado en morirme todavía, pero cuando lo haga, espero que en mi despedida alguien diga: «Como escritor era una pena, pero fue muy buena persona».