¿Cómo es posible que a veces quiera cerrarle la boca con cinta adhesiva y otras quiera hacerlo con un beso?
Una historia de pasión y odio, de orden y caos.
Nicholas lleva una vida ordenada, rutinaria y seria, vive por y para su trabajo. Las mujeres ya no entran en su vida, a no ser que viaje fuera del país, para no atarse a nadie. Toca el piano, pero solo música clásica, no quiere oír hablar de canciones modernas y ruidosas. Algunas personas lo tachan de aburrido, entre ellos Lisa.
Ella es feliz, rodeada de arte, del no saber qué hará mañana, y de su guitarra. Hacer que sus vidas se crucen sería una mala idea, pero que además sean vecinos, podría ser el caos.
Sus disputas por el escándalo que hace Lisa con un «trasto ruidoso», o por los malos modales de Nicholas, incapaz de mantener una conversación educada con ella, no harán sino aumentar la tensión entre ambos. Ninguno quiere dar el brazo a torcer para intentar llevarse bien, como buenos vecinos, a pesar de las diferencias que tienen.
Hasta que entienden que esas diferencias, serán precisamente las que les mantendrán unidos...