Viviendo para no vivir.
A veces pienso que mi vida ha sido un continuo otoño, triste y con muy pocos días de sol, tan solo aquellos en los que permaneciste a mi lado. Un otoño que presagiaba el duro invierno en el que ahora nos encontramos sumidos nuestra hija y yo. Desde que te fuiste, nunca dejó de caer la hoja.