Si de mariposas en el estómago se trata, debes saber cuántas y de qué especie son.
Lo que frecuentemente hacemos en el amor es sentir, dejamos todo el protagonismo a la sensación. No puedo contradecir el hecho placentero que es tener emoción y ansiedad por construir una fantasía amorosa, pero si no somos conscientes del amor como acontecimiento, pronto aparece la realidad, la que te dice que no era solo adrenalina y que quizás no iba a durar para toda la vida. Por esto es que ahora más que nunca es urgente pensar el amor.
Quiero insistir en la necesidad de pensar el amor, antes, durante y posterior a las relaciones de pareja —en el desamor—. Si de verdad pensáramos en lo que somos hoy y queremos de la vida en pareja, no dejaríamos a la suerte nuestro futuro amoroso.
Invitar a la razón cuando nos enamoramos nos anticipa a no repetir malas historias de amor, nos lleva a disfrutar y a gozar mejor la extraordinaria experiencia amatoria y nos acerca a crear nuestra propia versión del amor, no la de tus padres, tus amigos, la de Disney o Hollywood. Bienvenido a vivir tu propia y verdadera historia de amor.