En su primer libro, Valentín "Cook" Grimaldi despliega decenas de recetas -dulces y saladas, algunas más sofisticadas y otras más accesibles- en el estilo descontracturado y el espíritu humorístico y rockero que lo convirtieron en un influencer y una de las mayores estrellas de la gastronomía argentina en Instagram.
«No pretendo enseñarte a cocinar -declara Cook en su prólogo- prefiero darte puntos de vista, formas de ver las cosas. Para mí hay diferentes caminos, diferentes procedimientos para llegar a un mismo lugar. No hay nada que sea inevitablemente como te dijeron; para mí vos tenés que hacer tu propia experiencia, no hay verdades únicas en la cocina. Si tenés este libro es porque querés otra cosa, porque buscás cocinar. Porque no querés hablar tanto de comida, preferís comerla. Lo único que me interesa es que aprendas a perder el miedo, a comer mejor, a prestar más atención a los ingredientes, a permitir que sea un juego en el que te podés equivocar; porque seguramente de ese modo vas a aprender mucho más, como en la vida misma.»
Un libro de cocina encarado con una filosofía de vida joven, coloquial, rockera: en él Valentín Cook Grimaldi encuentra un equilibrio propio -entre una alimentación consciente y las ganas de comer cosas ricas e hipercalóricas- y lo despliega con gracia, talento y un pie puesto en el mundo real: si un plato sale un poquito quemado, también vale la pena exhibirlo así, tal cual quedó, porque así es como nos quedaría en casa.
Cada capítulo contiene una introducción en la que el autor muestra todas sus cartas con absoluta honestidad, con espíritu celebratorio, con pasión, exponiéndose tal cual es, con sus gustos personales (la música que considera ideal para acompañar cada receta) y volcando en cada título y cada explicación su vocación rockera.
A lo largo de sesenta recetas nos encontraremos con maravillas tales como "3 conservas del carajo" (Pepinos agridulces, chutney de tomates y berenjenas en escabeche), "Papa rock" (Papa con queso fundido, hongo provenzal, verdeos grillados, rúcula y reducción de aceto), la "Milanga rellena metalera" (Milanesa rellena de panceta crocante, morrones, cebolla morada y quesos. Con papas pay, salsa de choclo y huevo frito), "Maldito 29" (Ñoquis de palta, salsa de tomates cherry quemados y garrapiñada de maní salada), y, entre otros delirios, un risotto de remolacha y choclo, crocante de queso y pesto, un falafel con humus y pan de pita, un revuelto Gramajo para matar la resaca, una hamburguesa casera "tapa arterias", un tremendo pollo frito con pan mantecoso, una ternera estofada, un chorizo a la pomarola, tortillas caseras, pastas, escalopes, budín de espinaca, osobuco braseado con polenta cremosa, muslos rellenos con guacamole y envueltos en panceta, mollejas rellenas, matambre con cebollas caramelizadas y salsa picante, carré de cerdo con costra, repollo salteado, salsa de miel, y también algunos dulces, como bocaditos de chocolate y mantequilla de maní, paletas heladas de cheesecake, torta con dulce de batata y queso y una mortal carlota de vainillas y chocolate.