Al teólogo corresponde interpretar la palabra revelada a la luz de la tradición apostólica.
Los pensamientos que conforman las páginas de este libro, unos proceden de Dios (las citas), otros de los hombres (los comentarios). Los de Dios, revelados en el Antiguo Testamento y completados por Jesús en el Nuevo. Los de los hombres intentan desarrollar los primeros adecuándolos como respuesta a tantos porqués humanos.
Al teólogo corresponde interpretar la palabra revelada a la luz de la tradición apostólica. Ese ha sido mi intento, siguiendo la temática que, a mi parecer, ofrece la Buena Nueva.