Dos capítulos esenciales de Los papeles póstumos del Club Pickwick que Charles Dickens publicó para la Navidad de 1836.
Tras celebrar una curiosa boda, el señor Pickwick y sus amigos escuchan la historia de Gabriel Grub, un malvado enterrador al que el rey de los duendes y su corte dan una violenta lección. Como el codicioso Scrooge de Canción de Navidad, el macabro y solitario Grub aprenderá a la fuerza que la Navidad es «época de hospitalidad, de júbilo y del ánimo abierto».
Considerada uno de los grandes hitos de la literatura universal, Los papeles póstumos del Club Pickwick se basa en la mezcla de lo cómico y lo triste, lo bajo y lo alto, el optimismo y la nostalgia. Precisamente por esto, el cuento navideño protagonizado por unos duendes y un enterrador es quizá uno de los ejemplos más claros de la narrativa dickensiana.