El libro de mi vida: 98 años de vivencias.
A los 85 años -nunca es tarde si hay empeño- me puse a practicar con un viejo ordenador que se retiraba del servicio. Confieso que estuve a punto de mandar todo al infierno pensando en cómo me privaba de las ocupaciones que tenía en mi despacho. Pero continué,con el único propósito de que los tres jóvenes ejecutivos de la empresa tuvieran el coraje de seguirme los pasos y comenzasen a utilizar la informática. Dio resultado.
Inicié este trabajo -que actualizo hoy, a mis 98 años- como un duro deporte y gracias a la insistencia de mi nieta Sonia, al entusiasmo de su madre por conocer nuestra biografía y a la paciencia que ha tenido mi esposa por las horas que le resté para dedicarme a escribir, con el nuevo y firme propósito de realizar este libro sobre mis propias vivencias para dedicárselo a todos los míos. ¿Les servirá de algo?