Wells, Christine
Gracias a los ánimos de su marido, Christine Wells dejó su trabajo en un bufete de abogados para dedicarse a escribir a jornada completa. Tardó algunos meses en reunir el valor necesario para dar el salto definitivo; pero cuando por fin lo hizo, cayó de cabeza en el insondable abismo de los días sin horario, donde los trajes de chaqueta y las medias no son obligatorios; en ese contexto se impuso como única regla no tener el pijama puesto más allá de las diez de la mañana. Siete años y dos hijos más tarde, sigue fiel a este precepto.