Donda, Victoria
Nací en 1977 en la ex Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), el mayor centro clandestino de tortura, desaparición y muerte de la última dictadura militar. Pero esto lo supe muchísimos años después. Yo era Analía y vivía con mis padres que, finalmente, no fueron mis padres. Empecé a conocer parte de mi verdadera historia, y de mi identidad, cuando el 25 de julio de 2003 Abuelas de Plaza de Mayo y la agrupación HIJOS me comunicaron la posibilidad de que fuera hija de desaparecidos. Comencé a militar por los derechos humanos en 1998, plena decadencia menemista, dando clases de apoyo escolar en un comedor de Dock Sud. Pertenecí a una agrupación estudiantil en la facultad donde estudié Derecho, en la Universidad de Buenos Aires. Hoy ya soy abogada. En 2004, como militante, asistí al acto en la ESMA en el que Néstor Kirchner pidió perdón en nombre del Estado a las víctimas de la dictadura. Yo no sabía aún que había nacido en ese mismo lugar, pero algo intuí: ese día decidí hacerme el ADN, y también decidí militar partidariamente en la construcción de un país para todas y todos. Supe entonces que mis verdaderos padres son José Donda e Hilda Pérez, quienes aún continúan desaparecidos. Fui elegida diputada nacional en cuatro ocasiones y llegué a presentar más de doscientos proyectos de ley, siempre para favorecer a las mujeres, las juventudes, les trabajadores, las personas privadas de su libertad y los pueblos originarios, y siempre votando a conciencia, sabiendo qué intereses defender y por qué fui electa. Entre 2019 y finales de 2022 me desempeñé como titular del Instituto Contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), con el objetivo de profundizar y consolidar los avances legales e institucionales en relación al derecho a la igualdad y la no discriminación, banderas de los derechos humanos de hoy y del mañana. En 2020 decidimos formar un nuevo espacio de construcción política llamado IDENTIDAD, que representa nuestra esencia y nuestra agenda de desarrollo inclusivo, feminista y popular. Porque en la identidad están las raíces desde donde construir un horizonte firme, retomando los sueños de mis padres de construir un mundo mejor, escuchando atentamente la voz de las nuevas generaciones. Porque creo que eso no solo es posible sino necesario y que, más pronto que tarde, venceremos, tuve una hija: Trilce.